Para la Comisión Europea, Hungría no ha reformado como Europa desea y, por lo tanto, ha suspendido el 65% de los fondos para el próximo año, es decir, 7500 millones de euros. El enfrentamiento entre Bruselas y Budapest corre el riesgo de convertirse en una larga batalla de desgaste, también porque la Unión Europea ha aprobado el plan de recuperación de Hungría, es decir, 5800 millones de euros, pero no lo pagará en las arcas húngaras hasta que temas como la independencia del poder judicial y la lucha contra la corrupción sean de mutua satisfacción.
Dice la nota de la UE: “Aunque se han llevado a cabo o se están llevando a cabo numerosas reformas, Hungría no ha logrado aplicar adecuadamente los aspectos centrales de las 17 medidas correctoras necesarias acordadas en el marco del mecanismo general de condicionalidad antes de la fecha límite del 19 de noviembre, como se comprometió a hacer. Estos se refieren, en particular, a la eficacia de la recién nacida Autoridad para la integridad y el procedimiento para el control jurisdiccional de las decisiones de la fiscalía”.
El Consejo de la UE decidirá en un par de semanas. Pero Budapest tiene flechas en su arco: puede bloquear las próximas ayudas financieras a Ucrania, el minimum tax a las corporaciones que Europa quiere y la ratificación de la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN.
