La traición. Salvini niega Pontida. Desde hace tiempo busca casa en Predappio

“Siempre hemos sido antifascistas, pero en la Lega han sido candidatos últimamente demasiados fascistas”. Si hubiera sido hace algunos años las palabras de Manuela Del Lago, histórica exponente del Carroccio, diez años como presidente de la Provincia de Vicenza, habrían creado alguna turbación al jefe. Pontida no es Predappio. Pero el Comandante, así lo llaman sus fans, esta vez ha querido no importarle la base, que quiere las autonomías y poco más.

Matteo Salvini desafió la “sacralidad” de Pontida, llevando sobre el prado Marine Le Pen y sobre todo anunciando que la Lega se mueve a la derecha, muy a la derecha, justo para soplar algunos votos a la “democristiana” Meloni.

Esta lucha a la derecha por los porcentajes pendientes de las Europeas tiene su lado cómico. Nacidos antifascistas (“¿La Lega siempre lo ha sido… Pero si la gente tiene que votar a extrema derecha vota a Meloni, ¿por qué tiene que votar a Lega?”, comenta Del Lago), incluido Salvini, que nace comunista y luego descubre las comodidades de la política, ahora los leghisti están en el extremo opuesto. Y los militantes lo hacen notar, incluso los importantes: “Fui a Pontida para estar con la gente, como cada año. Y no para quien está en el escenario”, afirma sin temor el gobernador veneciano, Luca Zaia, que muchos en Pontida verían al mando en lugar del otro.

Según sus cálculos, de los que quizás un día dará cuenta si no crece incluso después de la traición de Pontida, Salvini eligió la fuerza. Con Del Lago y Zaia, con los verdaderos militantes, la de la primera ficha, pero también con “mitos” como Mario Borghezio a quien no le gusta Le Pen: “La visión de esta señora, acostumbrada a los champanes de París, no tiene nada que ver con nuestra historia. Es contraria a las autonomías, plantea un problema grave para los militantes como yo. Así se echa al viento la acción fuerte e incisiva del ministro Calderoli, así como se renuncia a todas las batallas por la autodeterminación de los pueblos”.

Una brisa, diría el “Comandante”. Se equivoca, también en el plano lógico: no se puede ser a la vez federalistas e independientes, como le hacen notar. Muchos anuncian que romperán la paz, quizás serán sustituidos por otros que hoy tienen como icono a gente como el general Vannacci o por fascistas que quieren hacer los fascistas.

En cualquier caso, Salvini se muestra una vez más como enemigo de los fundadores de la Lega, Umberto Bossi y Roberto Castelli en primer lugar, y sordo a las peticiones de autonomía. La razón por la que llegó por primera vez a Pontida. Debe haberla confundido con Predappio.

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