La subida de los tipos de la UE decidida en Francocorte no es buena para nadie, ni para los mercados, que se han hundido las bolsas, ni tampoco para el Gobierno italiano que considera la decisión del Banco Central Europeo “increíble, desconcertante y preocupante”, copyright de Matteo Salvini.
La inflación es demasiado elevada, lo que justifica al BCE tras haber subido los tipos de interés de medio punto (el tipo de interés de los depósitos es del 2%, el de las refinanciaciones principales del 2,5% y el de los préstamos marginales del 2,75%), pero está claro el perjuicio de estas decisiones, precisamente en el momento en que los ejecutivos buscan nuevas soluciones económicas, por ejemplo, subir los salarios y las pensiones para afrontar una recesión de la que no se sabe el final (aunque la UE la ha definido “relativamente breve y poco profunda”).
Según Bruselas, “han revisado significativamente al alza las proyecciones de inflación, que se situarían en un promedio del 8,4% en 2022, para luego caer al 6,3% en 2023”. El paquete de Navidad está completo. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, señaló que no se detendrá aquí: “Es razonable esperar que el BCE suba los tipos de medio punto porcentual a la vez, como lo ha hecho hoy”.
Y sobre el caso del Mecanismo Europeo de Estabilidad ha deseado que Italia lo ratifique “rápidamente” (después del visto bueno del Tribunal Constitucional alemán somos los únicos que no lo hemos hecho).
