El mito de todos los estudiantes españoles se llama, desde hace algunos meses, Yván Pozuelo. Es un profesor de francés de un instituto de Gijón que se hizo famoso porque pone 10 a casi todos los estudiantes, incluyendo, parece, la posibilidad de que se juzguen a sí mismos. Ironía aparte, la cuestión se hizo de dominio público cuando el Asesor de Educación Pública del Principado de Asturias le explicó: ocho meses de castigo sin trabajo ni salario porque “vulnera el derecho de los alumnos a una evaluación objetiva”. Pozuelo fue entrevistado por periódicos y televisiones. “En una misma actividad o proyecto, puedo evaluar las cosas entre ellos – dijo el profesor suspendido – Los chicos están todos motivados, y no desde el 10, pero por el método de enseñanza, que es no estresarse o angustiarse para confundirse y cometer errores”.

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