Es la imagen de la guerra que proporciona al mundo el fotógrafo portugués André Luís Alves. También Cristo debe trasladarse y terminar, como todos los seres humanos que viven este apagón de las conciencias, en un búnker oscuro y lleno de desesperación. Todos han visto imágenes más sangrientas del genocidio que se está perpetrando en Ucrania, pero la de la estatua del Salvador desplazada de la catedral armenia de Lvov es quizás la más emblemática: también Jesús es deportado, como los miles de inocentes que tratan de escapar del horror y no pueden hacerlo porque los rusos no se lo permiten, al seguir bombardeando. La última vez que la estatua fue removida fue durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy como entonces: estaba Hitler, ahora Putin. La catedral, una de las más antiguas de Europa, está aún llena de fieles. Embolsaron al Cristo de Lvov con láminas ignífugas y lana de vidrio, esperando que él no muera también.

Las soledades (y mentiras) de los poderosos. El ad de Benetton confiesa: “Como gerentes sabíamos desde 2010 que el puente Morandi estaba en riesgo de derrumbe”
Temía por su puesto de trabajo, Gianni Mion. Como cualquier empleado que tiene que alimentar a su esposa e hijos. Como cualquier repartidor que falla