El Papa emérito Ratzinger contra la Iglesia alemana

La Iglesia alemana está debatiendo desde hace tiempo cambios históricos, al borde del cisma, como el fin del celibato de los sacerdotes o la apertura del sacerdocio a las mujeres, por no hablar de las uniones homosexuales. El Papa emérito, Josef Ratzinger, a pesar de sus 94 años recientemente cumplidos, la golpeó duramente: la Iglesia debe, a su juicio, “desmundanizarse” porque “mientras en los textos oficiales de la Iglesia hablen las funciones, pero no el corazón y el espíritu, el mundo seguirá alejándose de la fe”.

Una toma de posición en favor de las enseñanzas doctrinales y en contra de la laicización de muchos papeles vinculados a las tareas pastorales: “Muchas personas están implicadas en posiciones decisivas que no apoyan la misión de la Iglesia. Y a menudo oscurecen el testimonio de esta institución”.
“Un mundo sin Dios es un mundo en el que prevalecen la arbitrariedad y la opresión, el derramamiento de sangre y la injusticia, los poderes y los intereses partidistas. Si Dios es tolerado es sólo como hecho privado”, destacó Ratzinger en la entrevista concedida al Herder Korrespondenz.

“La doctrina debe desarrollarse dentro y fuera de la fe, no estar a su lado” es la cabecera del Pontífice emérito, que significa que decidir sobre los hechos fundamentales de la Iglesia no puede y no debe ser una discusión sólo cultural.

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