Corinna Larsen o Corinna Zu Sayn-Wittgestein, elijan ustedes, escribió en diciembre – pero no fue noticia hasta ayer – otra página de la telenovela que ahora apasiona pocos y entre ellos no está seguro el ex Rey de España, Juan Carlos. Ojos azules y sangre no azul, Corinna hace 16 años hizo que el ex monarca se enamorara durante una cacería del Duque de Westminster. Desde ese momento, después de los inevitables momentos de intimidad que Corinna sin duda ha dado fruto, ha sido una sucesión de problemas. El último, precisamente, la acusación a Juan Carlos de acoso “desde 2012 hasta hoy” (la agenda de la danesa funciona perfectamente), incluidas supuestas amenazas y difamación, y “vigilancia ilícita, secreta y flagrante” por parte de los servicios secretos españoles. La petición obviamente es dinero, ça va sans dire.
No se sabe dónde se verá el último episodio de la telenovela, si en las pantallas del Reino Unido, donde se presentó la denuncia y dónde se desarrollarían los hechos, o en otro lugar. El hecho es que desde 2012 – Juan Carlos pagó a su amante 65 millones de euros, tomándolos de una donación de 100 millones de dólares que le hizo el difunto rey saudí Abdullah en 2008 – el círculo nunca se cerró. Parece que ni haber sido una primera dama oculta durante tantos años ni haber tenido honores y dinero durante tanto tiempo es bastante para la insaciable Corinna. Y tampoco que el amor o la pasión o el enamoramiento o el cálculo, elijan ustedes, sea agotado y que el ex monarca viva en el exilio voluntario en Abu Dhabi.
