Si quieres ver el futuro, está a las puertas de Florencia, en Barberino Tavernelle, en Val di Pesa. Una fábrica de biostampantes pero de células y tejidos del cuerpo humano. Incluso de órganos. Trabaja con la Universidad de Pisa para revolucionar la ciencia biomédica. La empresa se llama SolidWorld y desde hace algún tiempo, en la Bolsa, el título lo compiten todos. Porque aquí estamos hablando del futuro, de las aplicaciones médicas del mañana, también para los trasplantes, con carne natural, obtenida del patrimonio genético de seres humanos.
Una revolución. Como explica Roberto Rizzo, en una entrevista al Corriere della Será: “Olvidemos el cerebro, el pensamiento, la conciencia. Estamos hablando de órganos… Creamos un software de escaneo tridimensional que transforma tomografías y resonancias magnéticas en modelos digitales de estos órganos. No muy simple: un corazón late, por lo que se mueve, no tiene contornos bien definidos. Pensemos en las ventajas en el caso de metástasis en el hígado: el cirujano tiene en la mano un modelo perfecto, sabe dónde cortar. Y de hecho, la experimentación ya ha servido en intervenciones cardíacas y renales, en espinas bífidas, en separaciones de gemelos siameses”.
Los experimentos de SolidWord, con la realización de la máquina ElectroSpider, servirán no solo a la ciencia médica, sino también a la alimentación (contrastando con la producción en 3D también a las explotaciones intensivas) o incluso a la marroquinería.
Las dificultades no afectan a la producción de tejidos hepáticos o vasos sanguíneos. Es la complejidad de las células nacidas en 3D lo que hace que el trabajo sea aún más difícil. Subraya Rizzo que “este desarrollo debe ser controlado, para evitar que se conviertan en tumores”. Es un gran paso adelante. En Francia, por ejemplo, hay compañías como Poietis que hacen capas de piel para pruebas de productos cosméticos “dermatológicamente probados”. Pero allí solo hay un propósito comercial, mientras que en este caso también podría ser una buena noticia para todos nosotros.
