Campeones que se pierden. Miccoli entra en la cárcel. Jugó en la selección italiana y Juventus

“El Romario del Salento” partió ayer de su Lecce para entregarse a Rovigo, en Véneto, a 900 kilómetros de distancia. Condenado definitivamente, cumplirá tres meses y seis años de prisión por “extorsión agravada por el método mafioso”. El ex jugador de Nazionale, Juventus y Fiorentina había pedido ayuda a un boss mafioso palermitano para recuperar un crédito no suyo, pero del ex fisioterapeuta de Palermo, Giorgio Gasparini, a un empresario. Una cantidad ridícula, 12 mil euros. Cuando Miccoli se dio cuenta de que había contactado con la persona equivocada, había escrito mensajes telefónicos al boss para que desistiera del cobro de crédito y firmó tres cheques de 8.000 euros a Gasparini él personalmente. Pero los jueces han considerado, incluso en Tribunal Supremo, que “esa amistad” de Miccoli con el jefe es peligrosa y criminal.

Miccoli no es el primer jugador famoso en ir a la cárcel. El portero mexicano “El Gato” Ortiz ha sido condenado a medio siglo de prisión por haber participado, en nombre de uno de los carteles del narcotráfico, en numerosos secuestros. Otro número uno, el brasileño Bruno, tuvo 30 años por matar a su amante y hacer desaparecer su cuerpo. El tunecino Nizar Trabelsi, que jugó durante mucho tiempo en Alemania, está encarcelado en los Estados Unidos por terrorismo. Trabelsi, vinculado a Al-Qaida, según los jueces belgas, ha planeado incluso un atentado suicida. El capitán de Atalanta, Cristiano Doni, ha sido arrestado por conspiración para cometer fraude deportivo. Lo mismo ha ocurrido con Stefano Mauri della Lazio. El delantero francés Tony Vairelles ha cumplido cinco meses de cárcel por intento de asesinato.

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