La cumbre de Madrid dibuja un mundo dividido en bloques y cada vez más pobre, en guerra perenne, con Estados sin soberanía

Después de resistirse a los golpes de Trump que la quería muerta, la OTAN después de la cumbre de Madrid resplandece de nuevo con luz propia. Al menos eso es lo que comentan los jefes de Estado y los periódicos, diciendo que nada fue tan importante después de la Guerra Fría. Algunos puntos esenciales surgidos de la cumbre: tras el ataque ruso a Ucrania, cada centímetro de territorio de la OTAN (que se amplía considerablemente, a Finlandia y Suecia después del sí turco) será defendido enérgicamente, el frente Sur (España en primer lugar) se reforzará, el este igual (de Estonia a Bulgaria). Para defenderse sirven hombres y así la Response Force de la OTAN, que está compuesta un poco por todos los ejércitos europeos, pasará de 40 mil a 300 mil hombres, a disposición de lo que se llama Comandante Supremo Aliado (un americano).

Todos satisfechos, por lo tanto. La situación no nos parece tan halagüeña, en primer lugar por el dinero asignado por cada Gobierno para los armamentos, cifra que se duplicará y, obviamente, se sustraerá a necesidades económicas más urgentes, dado que esta guerra ha afectado directamente a los países europeos en este sentido.

Como era de esperar (“no se podía hacer de otra manera” se comentará) Estados Unidos ha logrado su objetivo: unir a Europa – nótese bien, Europa no se ha hecho más fuerte por sí sola, sino solo a través de la OTAN – bajo su control. En lugar de elegir perspectivas diplomáticas ha querido blindar las fronteras, creando una situación políticamente arriesgada. Putin, que mientras tanto consolida la amistad con China, seguirá seguramente viendo a su país rodeado de ejércitos enemigos y esta vez las tropas se han multiplicado.

Lo que en Madrid celebran como un triunfo es en realidad una respuesta militar a un malvado ataque ruso contra Ucrania. Sobre esto todos han especulado, comenzando por los Estados Unidos que retoman así, después del paréntesis de Trump, un papel activo en el mundo. La crisis económica la afrontará en primer lugar Europa, que, hay que decirlo, ya no puede elegir una política exterior autónoma. El riesgo de una guerra nuclear táctica es cada vez más real. ¿Dónde están las ventajas de la cumbre de Madrid si la opción más probable es una nueva guerra mundial o, alternativamente, un bloqueo que durará décadas y empobrecerá a todos?

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