Hoy se reunirá con Zelensky confirmando, una vez más, los compromisos asumidos por Roma. Una visita a Kiev, la del presidente del Consejo italiana, Giorgia Meloni, largamente aplazada pero necesaria más que nunca después de las palabras “desafinadas”, en los días pasados, de Silvio Berlusconi, que forma parte de la mayoría.
“Estoy muy agradecido a Italia por la decisión de enviarnos armas tanto para la defensa antiaérea como para la artillería. Para nosotros es fundamental no perder el apoyo italiano y de ningún otro país”, dijo ayer el presidente ucraniano. No solo armas, sino también un compromiso para la reconstrucción. De la fidelidad incondicional a Kiev, Meloni habló ayer con el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki en el encuentro celebrado en Varsovia. También agradeció a Polonia “la frontera moral y material de Occidente, una nación a la que como europeos debemos dar las gracias”.
Para la capital ucraniana pasó ayer por sorpresa, advirtiendo a Moscú de antemano, el presidente estadounidense Joe Biden, en un momento en que las esperanzas de mediaciones diplomáticas son casi nulas. “Kiev capturó mi corazón, sabía que volvería”, tuiteó Biden, quien confirmó a Zelensky el compromiso de Estados Unidos con Ucrania.
Un mensaje a Rusia y China, en los mismos momentos en que Beijing enviaba a Moscú a Wang Yi, el número uno de la diplomacia china. Un mundo dividido por la mitad y la historia de los globos espía no ha facilitado las relaciones entre China y Estados Unidos. Beijing, según fuentes occidentales, suministraría a Moscú armas y tecnología militar. Xi Jinping reafirmó la amistad “sin límites” que une a su país con la Rusia de Vladimir Putin.
Los une un interés común: la supremacía mundial contra Estados Unidos y la lucha ideológica contra un Occidente “decadente”. Además de los intereses económicos: el comercio entre los dos países ha aumentado un 30% desde el inicio de la guerra.
