Tienen nombres extraños, desconocidos para la mayoría, como olmo, cerio, disprosio, erbio, lantano o escandio, pero son esenciales. Para fabricar microchips y smartphones (pero también baterías y catalizadores para vehículos eléctricos) se necesitan las llamadas tierras raras, que tienen propiedades magnéticas y conductoras superiores.
La noticia que llega de Suecia es sensacional: el grupo minero Lkab ha anunciado que ha descubierto en Kiruna el mayor yacimiento conocido en Europa, un millón de toneladas destinadas a la digitalización y al desarrollo de las energías verdes. Un punto importante a favor de la transición energética.
“La electrificación, la autosuficiencia y la independencia de la Unión Europea de Rusia y China” como explicó el viceministro sueco de Energía, Ebba Busch, pasa por aquí. Hasta ahora, la producción europea de tierras raras no ha sido tan grande como para depender de China. En una década, estos son los tiempos técnicos, Europa podría invertir la tendencia.