Lo que dirán hoy las urnas andaluzas se escuchará en toda España. ¿Nos hablarán de un electorado dividido y confuso o de un país maduro listo para los dos polos? ¿Podrán los andaluces marcar el camino también en Madrid rechazando las ideologías más rancias y anacrónicas? Volverá a ganar el Partido Popular: ¿triunfará (conquistando la mayoría absoluta, es decir, 55 escaños) o tendrá que afanosamente encontrar muletas para gobernar, como la de Vox? Es la pregunta principal.
El Presidente de la Región, Juanma Moreno, y su líder nacional de partido, Alberto Feijóo, han hecho promesas de moderación, pero existe el riesgo de que lo poco que falta la extrema derecha se lo haga pagar muchisimo. Recordemos que en Castilla y León hubo un pacto. Eran los días en que Feijóo acababa de ser elegido y casi se permitió “apartarse” de la cuestión. Esta vez es difícil que tenga que expresarse muy claramente porque está en juego el futuro del país.
Arriesga mucho al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que con una clara victoria del centro-derecha podría no soportar el año y medio de legislatura que le queda. La izquierda andaluza no debería ayudarlo mucho porque en la fase de reconstrucción: Sánchez solo espera un buen resultado del PSOE. En definitiva, si el aire ya había cambiado en 2018 con la elección de Moreno en Andalucía después de unas cuatro décadas socialistas, es el voto de hoy el que cuenta más: moderación o salta la mesa, con todas las consecuencias que os podéis imaginar.
