La impunidad de la Curva Norte del Ìnter. Italia se avergüenza

Gente empujada y golpeada, niños llorando y quejándose, gritos y gritos por todas partes. Lo que iba a ser una noche tranquila para muchas familias milanesas – o llegadas allí después de haber hecho 600 kilómetros – gracias al habitual grupo de alborotadores e imbéciles se ha convertido en una pesadilla.

Antes de Ìnter-Sampdoria los ultras aprenden la muerte de su líder, Vittorio Boiocchi, pluriprediudicado asesinado a sangre fría en un arreglo de cuentas en el centro de Milán. Y así deciden desalojar, para supuestamente homenajear a su líder, toda su Curva: una deportación auténtica, patadas y gritos, familias empujadas y obligadas a salir a la fuerza.

“No puedo creer que 8/10 personas hayan despejado un sector entero con gritos, amenazas y empujones. Vi niños llorando y gente siendo empujada porque no querían irse. Yo estaba con una amiga y tuve un ataque de pánico. Pensé que las conseguiría”, dijo un aficionado interista en las redes sociales.

La sociedad nerazzurra prometió el reembolso del ticket. No basta y no será suficiente. Hay que golpear la violencia con sanciones severas. En primer lugar, expulsar a todos estos pseudo aficionados de los estadios. Lo prometió el ministro de Deportes del nuevo Gobierno, Andrea Abodi. En este asunto, Meloni & Company tienen la oportunidad de hacer una buena impresión o ya se juegan la credibilidad.

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