La vergüenza urbanística de Palmera. ¿Quién quiere destruir uno de los símbolos de Sevilla?

Avenida de la Palmera, ya no eres tú. La zona quizás más fascinante de la ciudad, noble y elegante, sobria y desapegada, la calle ideada por Juan Talavera a principios del siglo XX y hecha única por la Expo del 29, es objeto de un ataque urbanístico sin precedentes, gracias a una normativa demasiado ligera. Es una especulación inmobiliaria, sin duda, pero, ¿a quién controla? Quién permite que se desmembre una de las arterias fundamentales de la ciudad con ausencia total no sólo de estética personal sino también, si nos lo permiten, de sentido común. 

El encanto de la Palmera siempre han sido sus chalets, regionalistas o ocleticos, parte integrante de la tradición, la sombra que los jardines privados de estas villas asombrosas proporcionan al paseo, los pabellones construidos hace un siglo. Una arquitectura que ha hecho famosa la palmera como símbolo de la ciudad y destino preferido de los paseos dominicales y no dominicales. Todo esto ya no existe gracias a una política demente. Residencias de estudiantes, donde estaba el chalé de la Botella, el edificio de cristal de Bueno Monreal, la clínica de Fátima, tienen, por ejemplo, un impacto medioambiental totalmente diferente del original. 

Grandes artistas han escrito páginas de belleza y admiración por esta área que, como señalaba la normativa de la época, podía soportar “las viviendas unifamiliar exenta, con verja y rodeada de jardines y con una altura máxima de dos plantas”. Cómo fue masacrado en algunos lugares el casco antiguo hoy se intenta hacerlo con el Palmera. Es justo advertir que se está cometiendo un error (en nombre del dinero).

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