Las 20 botellas de vodka y lambrusco que pueden poner en riesgo al Gobierno antes de nacer

El 29 de septiembre, hace solo unos días, no teníamos conocimiento de la “carta dulcísima” que Vladimir Putin escribió a Silvio Berlusconi con motivo de su cumpleaños. Afortunadamente, nos lo ha contado él, el ex primer ministro, quien ha añadido otros detalles.

El presidente ruso le habría enviado veinte botellas de vodka, un gesto amable para olvidar evidentemente los dolores de cabeza en la formación del nuevo Gobierno, y Berlusconi le habría respondido, según lo relatado por “La Presse” (hay también un audio que lo testimonia), “contestado con botellas de Lambrusco y con una carta igualmente dulce. Yo lo conocí como una persona de paz y sensata. Fui declarado por él el primero de sus cinco verdaderos amigos”. Si no es una declaración, estamos cerca.

Es grave que el líder de Forza Italia informe de tener relaciones directas con Rusia en el momento en que el Gobierno que debe nacer hace (y debe hacer) profesión de atlantismo. Es evidente, en este momento, que Silvio debe resolver todas las inquietudes y diferencias de perspectiva política que tiene con Meloni. Berlusconi añadió que “los ministros rusos ya han dicho en varias ocasiones que estamos en guerra con ellos, porque suministramos armas y financiación a Ucrania. Yo personalmente no puedo dar mi opinión porque si se dice a la prensa sale un desastre, pero estoy muy preocupado. He reanudado las relaciones con el Presidente Putin”.

Palabras que son suficientes para cambiar la escena política. Siguió llamando a la “Giorgia nacional” de una manera inusual: “Ayer con la señora hablamos también de ministros, que eran cuatro y subieron a cinco. Pero yo insistí porque la Liga ya ha tenido algo más que nosotros porque la señora Meloni ha tenido la presidencia del Senado, y yo le he dicho que debe aprender como jefe de gobierno al menos a usar la condicional”.

“Cuando hablas de tus aliados deberías decir ‘el Senado me gustaría tenerlo para Fdi’ y no ‘el Senado es mío’ porque así no se hace. Yo he hecho cuatro veces el presidente del Consejo, y el presidente del Consejo debe ser abierto y generoso con los aliados si quiere mantener unida la coalición”.

Y de nuevo, un río en pleno: “Nosotros le pedimos tres ministerios, se rió en mi cara, pedí dos, se rió de nuevo, pedí uno, dijo ok. Esta es la situación que encontré”. ¿Una aclaración? Ahora es casi imposible, los dos no se “llevan”. Y las declaraciones relanzan en el extranjero la imagen de una Italia todavía indecisa sobre su pacto sobre Europa y sobre la guerra Rusia-Ucrania.

Desde Estrasburgo, el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo ha comentado las declaraciones de Berlusconi: “Es lícito preguntarse si Weber puede creer sinceramente que el PPE puede apoyar esta coalición y este gobierno. Se trata de una deriva sin precedentes y de una afrenta a Italia y a nuestra Unión”.

Lo que sucederá ahora no se puede saber. Todo vuelve a estar en juego. Y atención, se hace y se deshace sin tener en cuenta el papel del Presidente de la República. Mattarella, molestado por los tiramuelas de estos días, puede que incluso lo reconsidere todo.

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