No hay drama, pero es algo que no emociona

Habrá que hacerse algunas preguntas después de un partido, lo de ayer, que no satisface ni convence. Cada vez en la boca queda más amargo que dulce y reiteramos – desde nuestro punto de vista y dejando de lado las lesiones – que esperábamos más de esta temporada que un final y previsible (quizás) cuarto lugar. El Barcelona avanzará, sin sorpresas, y el Atlético espera espera eliminar el menos tres en Bilbao para enganchar a los nuestros.

Un partido fundamental que habría asegurado la Champions o casi y empezado muy bien con el regreso al gol, después de siete meses de abstinencia, de En-Nesyri (en la foto, en un partido del año pasado) después de solo siete minutos. Un oponente hostil, el Cádiz, pero muy al alcance del equipo de Lopetegui. Lucas Pérez, que en el 22 de la segunda mitad firmó el empate, no ha hecho más que confirmar esos límites que nunca quisiéramos ver. Y hay algunos silbidos: siempre con el equipo seguro, pero ¿cómo es posible que una parte del juego se juegue siempre en apnea?

No es cuestión de quién es el adversario. Es quizás una disposición mental de jugadores que cuando quieren imponen un juego rápido y agresivo, y luego… se duermen, haciendo trabajar horas extras al mágico Bono. A pesar de esto, En-Nesyri tuvo la oportunidad a tres minutos del final, para poner las cosas en su lugar (los partidos también se ganan así) y convertirse en el héroe del día. No será suficiente tomar a Lucas Boyé, sino precisamente hacerse algunas preguntas. No hay nada dramático ni escandaloso en hacerlo.

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