Sólo la música está a la altura del mar, decía Camus. Ahí es donde nacimos, en ese lugar exacto donde el encanto de la brisa y el crujir de las olas se encuentran. En ese lugar, siempre hay un gerente capaz de acogernos como un amigo de larga data y explicarnos por qué se come tan bien.
Imaginen este aliento de sal y libertad y muévanlo al centro de Sevilla. Es aquí donde podréis sentaros – en la orilla, precisamente – en el “Pesciolino”, auténtico lugar a la que han añadido esencias y culturas de mar españolas, italianas e internacionales: platos imbatibles como las clásicas frituras, risotto al pescatora, las sardinas a beccafico, las pastas exquisitas con el pescado.
Estas delicias se combinan bien con platos mágicos como la Moqueca de pescado, los ahumados y pulpo simples e imperdibles, hasta platos que aseguran nuevos sabores como la lasaña wonton o el Kioto. Son excelencias japonesas que se combinan con el respeto riguroso de la tradición. Un viaje en resumen gourmet para aquellos que quieren disfrutar de sus platos de siempre, pero también experimentar.
La carta de vinos es justa y eficaz. “Dime lo que comes y te diré quién eres”, decía Anthelme Brillat-Savarin en su célebre frase. Si es así, estamos en el lugar exacto: entre olas y brisas saboreamos la frescura de Sevilla hoy.