Los ojos dirigidos a Cologno Monzese, casa de Mediaset, los ojos y las atenciones de toda la nación, de los partidos y de sus representantes impecables o pecaminosos, de todas las instituciones, de la pobre gente, de los telespectadores y curiosos.
Como corresponde a las democracias agotadas, verdaderas o presuntas, las que no tienen nada que dar más que humo en los ojos, el destino del Gobierno italiano está en manos de acontecimientos individuales y excepcionales: en este caso, un off-televisivo.
Para crucificar a un país y la compacidad del centro-derecha que lo tiene en la mano son esta vez las palabras de un carnahad, al menos hasta ayer, Andrea Giambruno, el Príncipe Azul metafóricamente “terminado debajo de un tren”, refieren, por lo que ha dicho e involuntariamente creado. Al periodista que tenía el “mérito” de ser el “primer caballero” de Belpaese, es decir, el compañero de la primera ministra Meloni, el programa “Striscia la noticia” le ha dado el peor trato mediático. Una onda expansiva en la que, además de revolcarse ahí abajo, el presentador de televisión ha hecho “extraños” cumplidos a una colega.
Giambruno es (era) la otra mitad de Giorgia, que inmediatamente lo despidió, separándose de él públicamente por su despreocupación y por las imprevisibles consecuencias del caso. De hecho, parece que Mediaset con esta emisión envió un mensaje claro a Meloni. Según algunos analistas políticos, los Berlusconi habrían sido conscientes de las intenciones de “Striscia”, sin bloquear la transmisión. En resumen, Forza Italia se habría puesto de lado, por razones que no sabemos.
Y así, la petición de un “trío” de parte de Giambruno se convirtió en el hecho político del año que socava la solidez del centro-derecha. ¿Qué quieren en Cologno Monzese? se preguntará en estas horas la premier. ¿Cuántos videos tendrán, listos para ser horneados y quizás más “pesados”? ¿Caerá el Gobierno por culpa del Príncipe Azul y sus excesos verbales? ¿Pero qué país somos si dependemos de cómo se despierta Antonio Ricci de “Striscia”?
